viernes, 9 de mayo de 2014

Problemáticas en la Universidad de Guayaquil todavía no han desaparecido

Han pasado casi cinco meses desde que René Ramírez, presidente del Consejo de Educación Superior (CES), anunció que la Universidad de Guayaquil, que en el 2013 registró 71.000 alumnos matriculados, sería intervenida por una comisión, debido a irregularidades que reveló una investigación que duró un año y tres meses.
La medida se ejecutó el 23 de octubre y desde entonces la Comisión Interventora ha anunciado cambios; sin embargo, en plena época de matriculación, varios estudiantes de la universidad se confiesan inmersos en una serie de problemas a los que califican como “los mismos de siempre”.
En las facultades de Medicina y Jurisprudencia, las quejas por corrupción de parte de docentes y personal administrativo son recurrentes. “El que tiene padrino se bautiza, cuando uno se va a matricular, los que son hijos de profesores les otorgan rápido la matrícula, hay discriminación”, afirma Hugo Morán, alumno de la Facultad de Jurisprudencia.
Carlos Santillán, de Medicina, cuenta que los profesores que piden coimas para asentar notas o para que los alumnos pasen de año, se valen de sus influencias. “Uno a veces intenta denunciar, pero no se los puede sacar porque son amigos de alguna persona importante”, asegura el universitario.
“Las denuncias de corrupción de casos de profesores que generan caos se receptan en la oficina de la comisión para generar control y coordinar con las autoridades”, señala Lobelia Cisneros, miembro académico de la Comisión Interventora.
A más de la corrupción, los estudiantes también lidian con el manejo de sus calificaciones por parte de los docentes y con los cursos de inglés. “El profesor no me ha pasado la nota del segundo parcial, estoy como si no hubiera pasado el segundo semestre en la materia de Derecho”, cuenta Yessenia Mero.
Sobre estos casos, Cisneros explica que es responsabilidad de los decanos “asegurar el asentamiento de las notas”. Además anunció nuevos procesos de evaluación para los docentes desde este año, “donde podrán reflejarse las realidades de cada docente”, informa.
Asimismo, en la Facultad de Arquitectura, hay estudiantes que tienen problemas para avanzar en sus carreras por los cursos de inglés. “Antes eran cursos, podías hacerlos al final, pero se convirtieron en materias y afectan tu malla, por ejemplo, el último curso teníamos que hacerlo en cuarto semestre”, explica Ana, quien cursa el séptimo semestre.
Producto de este cambio, cuenta ella, los cursos se coparon. “Todo el mundo comenzó a inscribirse rápido, entonces no había cupos y la gente no podía avanzar en la carrera”, dice.
Cisneros añade que cada facultad debe programar las clases conforme con la planificación de la carrera. “Si existe la cantidad necesaria de estudiantes, las autoridades pueden, aperturar ofertas de materia”.
Otra problemática que se repite en la mayoría de facultades gira en torno a los recursos de aprendizaje. Hay casos como en Odontología. “Aquí la educación es buena, pero hacen falta mejoras en implementos, en Radiología nos hace falta una máquina para radiografía panorámica”, dice Fabián Lino.
Mientras que Óscar López, de la Facultad de Ciencias Químicas, se queja por la falta de instrumentos para la carrera de Gastronomía. “En talleres no tenemos materiales, no hay licuadoras, nos toca traer a nosotros. Faltan herramientas en cocina, hay veces en que como hay demasiados cursos no podemos entrar porque están dictando clases a otro curso”, manifiesta el estudiante.
La implementación de laboratorios en estas áreas, asegura Cisneros, comenzará en este nuevo trimestre.
López, estudiante de sexto semestre de Gastronomía, se mostró preocupado por los rumores que corren en la facultad sobre el supuesto cierre de esta carrera. “Desde hace tiempo dicen que la van a cerrar, ¿qué vamos a hacer nosotros que ya nos falta poco para terminar?”, se cuestiona.
Cisneros, por su parte, asegura que ninguna carrera se ha cerrado aún. “Aquella que luego de un análisis pertinente no deba generar matrícula, los estudiantes en curso podrán terminar con su formación”, manifiesta la funcionaria.
Para los estudiantes, otra de las trabas en el aprendizaje es la falta de docentes calificados. “Primero hay que exigirles a los profesores que cumplan horas; además, aquí hay más conserjes y personal administrativo que profesores”, comenta Francisco Bonilla, de Derecho.
El problema, que se repite en varias facultades, prevé ser solucionado desde este mes, según Cisneros. “Se llamará a concurso de méritos para generar los docentes necesarios en las carreras”, indica.
Hay profesores que no entregan las notas, uno necesita saber cuánto sacó, pero tenemos que andar sufriendo hasta el final para saber”.
Ariana Intriago
De la Facultad de Arquitectura
Hacen falta mejoras en infraestructura. No tenemos infocus, nos toca alquilar algo tan necesario para cualquier estudiante”.
Fernanda Brunis
Alumna de la Facultad de Administración
 Publicado en el Diario El Universo del Domingo 16 de Marzo del 2014.

http://www.eluniverso.com/noticias/2014/03/16/nota/2370946/problematicas-u-guayaquil-todavia-no-han-desaparecido

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